Una chica compra con su pareja una casa antigua y convierte el patio en un rincón con mucho encanto: «Aún queda mucho por arreglar, pero de momento ya tenemos nuestro rinconcito para este verano»

Cuando Lara Fructuoso (@larafructuoso) y su pareja compraron una casa antigua, sabían que tendrían trabajo por delante. Lo que no imaginaban es que uno de los espacios más despreciados por los antiguos dueños acabaría convirtiéndose en su lugar de descanso y desconexión, un rinconcito del patio lateral.

La transformación comenzó con algo tan básico como fundamental: limpiar. Entre muebles viejos, basura y maleza, el patio necesitaba una buena puesta a punto. “Lo primero fue rascar toda la parte baja de la pared y nivelar el suelo. Era un desastre, todo estaba torcido”, recuerda Lara. Y es que el desnivel era tan evidente que no podían colocar ni una simple silla sin que cojease.

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Con una lona y mucho empeño, fueron igualando el terreno, carretilla tras carretilla, mezclando piedra, hormigón y paciencia. “Estoy alucinando con esta reforma, si yo lo máximo que había hecho era poner un vinilo en la encimera de la cocina”, bromea. Pero ahí estaban, entre sacos de cemento, sudor y satisfacción.

Cuando el bricolaje y el empeño se convierten en decoración

Una vez nivelado el suelo, empezaron a dar forma al espacio. Para ello, construyeron unas pequeñas escaleras, delimitaron las zonas y comenzaron con el toque estético. Para cubrir la mayor parte del pavimento, optaron por césped artificial, ideal para dar frescura visual sin complicarse con el mantenimiento.

Para las paredes, recurrieron a una idea práctica y decorativa a la vez, una valla de Leroy Merlin para cubrir la parte más deteriorada, y, en los laterales, decoraron con piedrecitas blancas, plantas de bambú y luces solares que se encienden al caer el sol, creando una atmósfera cálida y acogedora.

Vía @larafructuoso

Y para tapar esas imperfecciones que aún se resistían, nada como la vegetación. “Pusimos bambú para cubrir los desperfectos de la pared y un proyector para las noches de cine”, explica. Un pequeño gesto que convierte cualquier noche de verano en un plan especial

En el centro del patio, lo que más llama la atención es una mini piscina hinchable, perfecta para refrescarse sin necesidad de grandes reformas. Un camino de madera guía hacia ella, flanqueado por plantas y texturas naturales. A su alrededor, hamacas con cojines en tonos neutros, un cuelga toallas de madera  y detalles simples pero efectivos que llenan el espacio de calma.

El resultado no es una terraza de revista de lujo, y no pretende serlo. Es un espacio vivido, hecho a mano, con personalidad y cariño, donde cada detalle habla de esfuerzo y creatividad.

Fotografías | Vía @larafructuoso

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Una chica compra con su pareja una casa antigua y convierte el patio en un rincón con mucho encanto: «Aún queda mucho por arreglar, pero de momento ya tenemos nuestro rinconcito para este verano»

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María Lancha

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