Seis plantas con flor fáciles de cuidar y que florecen casi todo el año

En la mayoría de casos, afirmar que uno no tiene mano con las plantas es como decir que la lavadora tiene carácter. La verdad es que la mayoría de flores no necesitan tanto mimo como se cree. Solo piden una maceta adecuada y un poco de sentido común: ni charcos ni sequías bíblicas. 

Las flores que nunca paran de florecer no son un milagro, sino el resultado de especies resistentes, adaptables y poco exigentes. Lo ideal es buscar variedades con ciclo continuo, que aprovechan el clima templado o el interior del hogar para mantener su color incluso en invierno. 

El consuelo del balcón urbano 

En ciudades donde el espacio es escaso y el sol da tres horas al día, tener flores vivas es casi un acto de rebeldía. Pero sí, es posible. Basta con elegir bien: las que aguantan todo, florecen sin pedir permiso y no se ofenden si se olvidan un riego.

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Geranios, el clásico que no falla 

Pueden parecer de abuela, pero son prácticamente inmortales. Los geranios resistentes florecen de primavera a otoño y, con algo de sol, también en invierno. Solo temen las heladas, pero incluso después de una poda radical vuelven con más fuerza.

Begonias, las incombustibles del porche 

Las begonias viven bien con sombra, humedad y una pizca de desinterés. Hay especies que florecen meses seguidos, incluso bajo techo. Su secreto: hojas carnosas que retienen agua y flores que no entienden de estaciones.

Jazmín, aroma que no se rinde 

El jazmín no solo perfuma el aire, también demuestra una resiliencia admirable. Resiste al sol y a la maceta, floreciendo en tandas desde la primavera hasta bien entrado el invierno. Solo necesita una guía donde trepar y un poco de cariño cuando el calor aprieta.

Kalanchoe, la suculenta coqueta 

Es la prueba de que lo decorativo no tiene por qué ser complicado. El kalanchoe aguanta sin agua y sin fertilizante. Sus flores diminutas, en racimos de colores vivos, brotan incluso cuando otras plantas tiran la toalla.

Verbena, la incansable del verano 

Ideal para balcones soleados, la verbena es una explosión continua de color. Soporta la sequía, el viento y la falta de atención. Sus flores compactas alegran la vista todo el año si se recorta después de cada floración.

Ciclamen, el toque invernal 

Cuando todo parece morir en invierno, el ciclamen decide florecer. Le gusta el frío y odia el exceso de agua. Sus pétalos elegantes y colores intensos resisten lo que pocas flores soportan: la calefacción y la pereza del jardinero.

Mantener la casa llena de color no depende de tener mano verde, sino de elegir bien. Estas plantas resistentes son el mejor ejemplo de cómo la naturaleza puede adaptarse a nuestro ritmo, florecer incluso con pocos mimos y recordarnos que la belleza más duradera suele ser la más sencilla.  Un poco de luz, algo de agua y la promesa de flores durante los gran parte del año: el equilibrio perfecto entre vida, color y calma.

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Joana Costa

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