TERRA 95.5 FM Las Terrenas | República Dominicana
«Emosido engañado» o «vampiro esisten» no son sólo dos muestras de la cultura del grafiti, sino también una manifestación a perpetuidad del pensamiento de un individuo en un momento dado. En cualquier ciudad del mundo encontramos una pintada en una pared que puede ir desde la obra de arte más increíble que hayamos visto hasta una escueta frase que tiene el potencial de que Internet la descubra y la convierta en meme.
Seguro que el que escribió el «no reirse de los subnormales por favor» se creía la monda, pero ni él ni Banski han inventado nada: desde hace miles de años, la humanidad lleva plasmando su arte y sus pensamientos en paredes ajenas. La primera representación gráfica de Jesucristo fue un grafiti y hasta los mayas hacían grafitis, por dar dos ejemplos con unos cuantos milenios a sus espaldas.
Los de Pompeya, sin embargo, son para que protagonicen una asignatura completa en la carrera de Historia del arte, ya que nos habla de una sociedad y sus cuestiones vitales. Y sobre todo nos indica que el sexo y el erotismo eran tan importantes que empujaban a los pompeyanos a plasmar su pensamiento a toda prisa en la primera pared que encontraran. Como dicen los estudios, no hemos cambiado nada en 2.000 años.
August Mau fue un historiador de arte y arqueólogo alemán que se obsesionó con Pompeya. Si algo bueno tuvo el Vesubio (se puede decir, ya que no hay pompeyanos de 2.000 años que se puedan ofender) es que muchas de las estructuras, murales y otros elementos quedaron en un perfecto estado para que, siglos después, pudiésemos descubrir cómo era la vida tanto en Pompeya como en Herculano.
Cada poco tiempo descubrimos habitaciones con pinturas, elementos de época y hasta papiros calcinados que estamos ‘desenrollando’ gracias a las últimas tecnologías. Mau se obsesionó con Pompeya y se dedicó, sobre todo, al estudio tanto de las inscripciones como de las pinturas murales. Así, acuñó su ‘Pompeii: It’s Life and Art’, que todavía sigue teniendo validez académica, un libro en el que plasmó sus investigaciones.
Sin embargo, entre murales y demás, Mau se topó algo que no le gustó y que pudo romper su burbuja de la idealización del pompeyano como usuario modelo, culto e inmaculado. Hablamos del grafiti, algo de lo que Mau renegó y que describió de la siguiente forma:
«Considerados en su conjunto, los grafitis son menos fructíferos para nuestro conocimiento de la vida pompeyana de lo que se podría haber esperado. Las personas con las que más ansiaríamos tener un contacto directo, los hombres y mujeres cultos de la antigua ciudad, no estaban acostumbrados a raspar sus nombres en el estuco ni a confiar sus reflexiones y experiencias en la superficie de una pared… podemos asumir que los escritores eran tan poco representativos de los mejores elementos de la sociedad como lo son hoy los turistas que rayan o tallan sus nombres en monumentos antiguos.»
No voy a ser yo el que contradiga a Mau, pero precisamente esas más de 11.000 pintadas son lo que más nos acerca al pompeyano de hace 2.000 años porque nos permiten conocer las inquietudes de hombres y mujeres de a pie. En las diferentes investigaciones en distintas casas, tanto de Pompeya como de Herculano, se han encontrado numerosos grafitis que reflejan las preocupaciones del pompeyano medio.
Cualquier pared era un tablón de anuncios que permitía que cualquier individuo hablara de sus intereses, pero que asimismo se utilizaba como un lienzo para marketing. Y, afortunadamente, ejemplos hay a montones:
Es decir, era una mezcla entre tablón de anuncios y estado del WhatsApp y lo curioso es que se estima que había locales de comida o alojamiento que tenían críticas en las paredes. A falta de Google Maps, bueno es un muro:
También había graciosos que escribieron un «¡Quien lea esto está loco!» sabedor de que los textos en paredes debían leerse en voz alta y había muchos, pero que muchos grafitis dedicados a apoyar a Nerón. No es el emperador romano que ha pasado a la historia como uno de los mejores, pero de los 100 grafitis destinados a alabar a distintos emperadores, más de la mitad fueron para Nerón.
Y, por alguna extraña razón, en Pompeya también estaban muy preocupados porque no les pisaran lo fregado. O lo cagado, mejor dicho. Aparte de advertencias -«ustedes que cagan aquí, tengan cuidado de no tener un accidente»-, había varias manifestaciones de gente diciendo «he cagado aquí» o algo tan concreto como «Hija, aquí nos lo vamos a pasar genial cagando».
Y algún que otro romántico, como el poema del grabado superior, que viene a decir:
¡Oh, si pudiera estrechar tus bracitos alrededor de mi cuello
y besar tus tiernos labios!
Vete, muñequita, confía tu felicidad a los vientos.
Créeme, la naturaleza de los hombres [ c ] es voluble.
A menudo me quedaba despierto, perdido en medio de la noche,
pensando para mí mismo: a muchos a quienes la Fortuna ha elevado en alto,
a esos, de repente arrojados/abandonados y cayendo de cabeza, ella luego oprime.
Así también, después de que Venus ha unido inesperadamente los cuerpos de los
amantes,
la luz del día los divide y…
Algo fascinante es que hace miles de años, cuando aprendimos a pintar, una de las primeras cosas que dibujamos en las paredes fue… un pene. La pornografía y el erotismo son tan viejas como la propia humanidad y, aunque actualmente se quiera poner puertas al porno, en Pompeya habría sido completamente imposible.
Seguimos centrados en Pompeya cuando decimos que el arte erótico era extremadamente popular en la villa. Se han encontrado esculturas de desnudos, frescos de parejas copulaban y mosaicos que representaban exactamente lo mismo. También existían artículos domésticos decorados con temas sexuales y ese arte erótico en Pompeya y Herculano era… pues eso, todo un arte.
Pero volviendo a los grafitis, también tenemos muchos ejemplos de frases eróticas o, directamente, sexuales. Pero muchos… muchos. Y algo extremadamente interesante es que hay contexto, como el lugar cuya fachada se utilizó para dar rienda suelta a esa poesía que todos llevamos dentro:
Y también había mucho, mucho fanfarrón, y fanfarrona. En numerosas paredes se pueden leer alardes sobre las veces que alguien ha practicado sexo, quién consigue seducir a más mujeres, las artes felatorias de alguna persona y hay varias frases destinadas a Rómula y Rufa, también relacionadas con su desempeño en las artes orales.
En este enlace te dejamos una página que es fantástica, ya que ha recopilado muchos de estos grafitis en los que podemos ver el barrio, el edificio, la traducción y el texto original.
Pero los pompeyanos no se quedaron sólo en los mensajes de texto para alardear, increpar o expresar sus sentimientos: también dibujaron prácticamente de todo. Aquí se contenían un poco más que con los mensajes y se han encontrado grafitis de gladiadores, caricaturas de personas, escenas de combate o dibujos de barcos. Y tiene su mérito haber grabado esto en una pared.
Lo curioso de todo esto es que la historia ha tratado mal a los grafitis. Algo con 2.000 años de historia debería haber sido estudiado al detalle, pero hay investigadores que, siguiendo esa creencia de Mau, consideraron que los grafitos no estaban escritos por el tipo de personas que más nos interesaría conocer, por lo que fueron ignorados durante décadas.
Y lo curioso de los de Pompeya es que no evolucionaron: todos estos textos muestran la sociedad hasta el 79 d.C. Incluso había haters de los grafitis: «Oh, pared, estás tan cubierta de mensajes que me sorprende que no te hayas derrumbado hace mucho tiempo».
Nunca llueve a gusto de todos, claro.
Imágenes | Rabax63, Jebulón, sebastien amiet;l, Tracey Hind de Aups, Mentnafunangann
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La noticia
Pompeya estaba llena de grafitis: miles de pintadas con insultos, avisos, fanfarronadas y mucho, muchísimo sexo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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Escrito por Redacción Terra FM
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