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María Branyas, la mujer que ostentó el título de persona más longeva del mundo hasta su fallecimiento a los 117 años, ha sido objeto de un detallado estudio científico cuyo objetivo era desentrañar los misterios de su extraordinaria longevidad. Investigadores de distintas disciplinas analizaron su genoma, microbioma, metabolismo y otros factores biológicos para comprender cómo su organismo logró mantenerse saludable hasta una edad tan avanzada. Desde hace unas semanas el estudio está en el servidor de biología «BioRxiv» para ser publicado, y nosotros vamos a desgranarlo en este artículo.
Nacida en 1907 en San Francisco de padres españoles, María se trasladó a España a los 8 años, donde pasó el resto de su vida. Su historia está marcada por una existencia tranquila pero activa, basada en una dieta mediterránea equilibrada, el disfrute de la lectura y la música, y una red social sólida que le permitió mantener un estado emocional estable.
En artículos previos de Vitónica, ya destacamos algunos de sus hábitos más significativos, como su alimentación basada en productos naturales, su rechazo a los excesos y su mentalidad optimista.
El estudio multiómico de María Branyas analizó distintos aspectos biológicos que podrían haber contribuido a su longevidad. A continuación resumimos los principales.
Se identificaron algunas variantes genéticas poco frecuentes asociadas con una mayor protección frente a enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. Sin embargo, no se encontraron mutaciones «mágicas» responsables de su longevidad extrema, lo que refuerza la idea de que el estilo de vida juega un papel crucial.
Sorprendentemente, a pesar de que María tenía telómeros más cortos de lo habitual (lo que suele estar asociado con el envejecimiento), sus células mostraban una actividad biológica más propia de una persona centenaria que de alguien de 117 años. Esto sugiere que el envejecimiento biológico y la edad cronológica no siempre avanzan al mismo ritmo.
Su perfil lipídico era excepcionalmente bueno, con altos niveles de colesterol «bueno» (HDL) y bajos niveles de triglicéridos y colesterol «malo» (LDL), lo que probablemente contribuyó a su excelente salud cardiovascular.
Su flora intestinal contenía altos niveles de Bifidobacterium, un tipo de bacteria beneficiosa que favorece la reducción de la inflamación y está asociada con la longevidad. Este tipo de microbiota es común en personas centenarias, pero en el caso de María, su abundancia era especialmente notable.
Se detectaron niveles reducidos de inflamación sistémica, un factor clave en la prevención de enfermedades asociadas con la edad. Además, su sistema inmunológico mostraba características que le permitían responder bien a infecciones sin desencadenar inflamación crónica.
Los resultados de este estudio refuerzan la idea de que la longevidad extrema no depende solo de la genética, sino también de una combinación de factores ambientales y de estilo de vida.
Aunque algunos de sus rasgos biológicos eran excepcionales, muchos de los hábitos que practicó a lo largo de su vida pueden servir de guía para quienes buscan envejecer con salud:
El caso de María Branyas es un recordatorio de que, aunque no podemos controlar todos los aspectos de nuestra biología, sí podemos adoptar hábitos que nos ayuden a vivir más y mejor. Su legado no solo es una inspiración, sino también una valiosa fuente de conocimiento para la ciencia de la longevidad.
En Vitónica | Los nueve consejos que dan los expertos en longevidad para llegar a los 100 años
Imágenes | Foto inédita cedida por familia a Viquipedia (Wikimedia Commons),
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La noticia
Expertos en genética han estudiado a María Branyas, la mujer que vivió 117 años, y ya tienen una conclusión: «tenía una microbiota diferente»
fue publicada originalmente en
Vitónica
por
Joaquín Vico Plaza
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Escrito por Redacción Terra FM
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