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27 de mayo de 1942. En plena II Guerra Mundial, la Resistencia checoslovaca lleva a cabo un atentado contra Reinhard Heydrich, uno de los ideólogos principales del Holocausto que, a sus 38 años, se había convertido en uno de los miembros de las SS con más poder de Alemania. La Operación Anthropoid fue un éxito rotundo que, tristemente, conllevó a posteriori aún más dolor para el pueblo cuando los nazis destruyeron, como represalia, todo lo que estaba a su paso. Y si te estás preguntando qué demonios tiene que ver esto con el cine, yo te lo cuento, porque hay una película que cuenta lo que ocurrió con todo lujo de detalles: ‘El hombre del corazón de hierro’. Pero por si acaso las licencias artísticas te han parecido demasiado libres, he aquí la historia real tras ella.
Praga fue uno de los centros más importantes de la resistencia a los nazis, y durante los años de la invasión resistió todo lo que pudo… hasta la llegada al poder de Heydrich, el llamado «número 2» de las SS, que se instaló en Praga para acabar con dicha resistencia y, de paso, endurecer la seguridad. De hecho, para demostrar lo seguro que estaba de haber acallado todo el sentimiento anti-alemán, se paseaba por la ciudad en un coche con techo abierto. Y efectivamente, durante un tiempo funcionó.
Y, en plena II Guerra Mundial, la ahora conocida cono República Checa era vital para sostener el Reich, porque era el punto neurálgico para la construcción de motores y armas. Para asegurarse de que se cumplían los objetivos sin demoras ni problemas, Heydrich metió a los opositores en campos de concentración y, al mismo tiempo, pagó más a los obreros si llegaban a los objetivos, evitando así traiciones consistentes en bajar el rendimiento.
Obviamente, si el gobierno checo en el exilio quería levantar al pueblo tenía que ser mediante el asesinato de Heydrich. Así comenzó la Operación Anthropoid, cuya preparación empezó el 20 de octubre de 1941, cuando el presidente de los servicios de inteligencia checoslovacos escogió a los mejores 24 soldados exiliados para prepararles falsa documentación y comenzar con el plan. Al final fueron dos los encargados de llevarlo a cabo: Jozef Gabčík y Jan Kubiš.
Curiosamente, la propia resistencia checa que aún estaba dentro del país estaba en contra del ataque, afirmando que, a esas alturas de la guerra, no tendría utilidad para los Aliados y sí conllevaría reprimendas incomensurables para el pueblo. Sin embargo, desde el gobierno siguieron adelante, como manera de sacar músculo. Primero pretendieron matarle en un tren, después en un bosque de camino a su casa y, finalmente, decidieron dar un golpe de efecto: lo harían en la misma Praga.
Precisamente el orgullo de Heydrich del que hablábamos antes sería su mayor error: siguió recorriendo la ciudad en su coche sin techo (un Mercedes 320 Cabriolet B, para más datos), y Gabčík aprovechó el momento para sacar su subfusil y disparar. O eso es lo que él creía, porque el arma se atascó, dando tiempo a que el nazi se levantara y disparara con su pistola, ordenando al chófer que parara para acabar él mismo con la pequeña rebelión.
Kubiš, el otro encargado de la operación, viendo el percal, lanzó una granada anti-tanques al coche antes de que Heydrich pudiera hacer nada, pero en lugar de caer dentro lo hizo al lado de las ruedas delanteras. La explosión fue suficiente para dañar al enemigo… pero no matarlo. Tanto Heydrich como Johaness Klein, su chófer, salieron y les persiguieron, pero tras una escaramuza el líder nazi acabó colapsando, gravemente herido, apoyado contra su propio coche. Sus últimas palabras en ese momento fueron «¡Coge a ese cabrón!».
Gabčík y Kubiš consiguieron librarse del castigo nazi y llegaron a un piso franco, creyendo que su plan había fracasado. Sin embargo, al mismo tiempo la vida de Heydrich estaba en manos de los médicos… y salvarle se reveló como algo imposible. El 4 de junio de 1942, tras un día en coma, falleció. Aún quedarían tres años más hasta que lo hiciera Adolf Hitler, dejando la II Guerra Mundial vista para sentencia.
Su muerte fue utilizada para la propaganda en el cine, claro. Tan solo seis meses después de su muerte, Fritz Lang estrenó ‘Los verdugos también mueren’, basada levemente en la Operación Anthropoid (al fin y al cabo, el nazi era conocido como «el verdugo de Europa»). Ese mismo año se estrenaron otras dos películas sobre el atentado: ‘Hitler’s Madman’, de Douglas Sirk, con John Carradine como Heydrich, y el cortometraje documental ‘The silent village’.
Años después, otras obras como ‘Atentát’, ‘Siete hombres al amanecer’, ‘La solución final’, ‘Lídice’ o ‘Operación Anthropoid’ se han sumado a ‘El hombre del corazón de hierro’ para contar esta historia real absolutamente increíble y a la que merece la pena echar un vistazo para entender quiénes somos como humanidad, de dónde venimos. Y, si hay suerte, a dónde no volveremos.
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La noticia
‘El hombre del corazón de hierro’ se inspira en una increíble historia real que acabó con uno de los mayores líderes nazis en la II Guerra Mundial
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Espinof
por
Randy Meeks
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Escrito por Redacción Terra FM
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