TERRA 95.5 FM Las Terrenas | República Dominicana
Dicen que cuando alguien entiende algo de verdad es capaz de explicárselo a un niño o a su abuela, y que ambos lo entiendan. En Vitónica hemos reiterado una y otra vez que acumulamos grasa porque ingerimos más energía de la que gastamos, y esa energía extra se queda almacenada en forma de grasa. Sin embargo, si la curiosidad de un niño, o la falta de comprensión de nuestra abuela les hace preguntarnos cómo sucede, puede que no sepamos explicárselo de manera razonada. Boticaria García hace una analogía de la obesidad con un coche cargado de gasolina en su libro ‘Tu cerebro tiene hambre‘ que nos servirá a todos para poder comprender y explicar a cualquiera cómo se acumula la grasa y cómo se puede eliminar.
El ser humano tiene una alarma integrada que le hacía salir a buscar alimento cuando la disposición de energía era baja, como el piloto de un coche que nos avisa que nuestro tanque de gasolina está en la reserva. Ese alarma que tenían los ancestros hace millones de años sigue aún instalada en nuestro cerebro, y no es un problema.
El problema llega cuando esa alarma que sale de nuestro cerebro y pone en marcha a nuestros pies para ir al frigorífico y a nuestras manos para llevarnos la comida a la boca está averiada. Es como si nuestro coche nos avisara por error que necesita echar gasolina, pero realmente no la necesitamos.
Aquí entra en juego el papel de un conductor caprichoso, llamado así por Boticaria García. Este conductor, cuando le viene en gana, agarra el volante, quita el piloto automático que conducía hasta entonces y para en una gasolinera a comprar un bidón de gasolina, aunque el tanque está casi lleno de un rato antes.
Como apenas le cabe gasolina, el resto del bidón lo deja en el maletero para otro momento. Al rato, de nuevo sin que salte la alarma de tanque de gasolina baja, vuelve a parar en una gasolinera a comprar otro bidón de gasolina. Una vez más, rellena muy poco lo que se ha consumido de combustible y lo sobrante lo mete en el maletero.
Repite este acto una y otra vez, parando a repostar aunque siga sobrando gasolina y acumulándose por todos los huecos disponibles del coche. En ese coche también va un conductor responsable que sabe cuándo tiene que pararse y si ya hay suficiente combustible acumulado.
Sin embargo, este conductor responsable apenas se hace notar, y es el conductor caprichoso el que lleva la voz cantante durante todo el viaje. Eso hace que, aunque por momentos el conductor responsable coja el mando y no pare en más gasolineras porque hay mucha gasolina por gastar, si el conductor caprichoso está al mando la mayor parte del tiempo, el vehículo estará repleto de bidones de gasolina por todos lados.
La gasolina, entiéndase la grasa, puede almacenarse en el maletero sin mucho problema. Lo negativo es que, en lugar del maletero, empiece a acumularse en los asientos y en el capó, al lado del motor. La grasa subcutánea serían los bidones de gasolina que se guardan en el maletero porque no hay mayor problema en ello.
El real problema llega con la grasa visceral que rodea órganos vitales como el corazón, pulmones y todos los demás, cuya analogía serían los bidones de gasolina almacenados en el capó al lado del motor. Aunque lo ideal sería no acumular grasa, la que realmente nos debe preocupar es la grasa visceral, que es la que mayores problemas de salud genera.
Seguramente ya sabrás cómo deshacernos de la grasa acumulada: quemando la gasolina de todos los bidones. El paso más importante para hacerlo es que sea el conductor responsable el que se haga con el volante la mayor parte del tiempo. En lugar de parar cada poco tiempo a repostar, iremos rellenando la gasolina del tanque cuando se gaste con los bidones acumulados.
Lo que muchas personas piensan es que lo mejor es no parar nunca más a repostar y utilizar así más gasolina acumulada. Si nuestra oxidación de grasa funcionase así sería lo ideal, pero ¿qué le pasará al conductor responsable cuando lleve muchos kilómetros sin parar?
El conductor responsable también tiene que parar cada cierto tiempo porque si no, el conductor caprichoso le quitará el volante y volverá a hacer de las suyas. En algunos casos, hay personas que aguantan con dietas muy estrictas un tiempo, pero eso se volverá en su contra a largo plazo.
Por lo tanto, haz que tu coche (tu cerebro) sea dirigido la mayor parte por el conductor responsable, pero no le castigues demasiado y sé flexible dejando que de vez en cuando conduzca el conductor caprichoso. De esta forma el viaje será mucho más placentero y exitoso.
Boticaria García. (2024). Tu cerebro tiene hambre. Editorial Planeta.
En Vitónica | Las claves de una dieta exitosa para perder grasa este 2024 que están respaldadas por la ciencia
Imágenes | Boticaria García (Instagram), Orkun Azap (Unsplash), Tim Foster (Unsplash)
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La noticia
Boticaria García explica cómo deshacernos de la grasa acumulada sin tener que caer en dietas estrictas
fue publicada originalmente en
Vitónica
por
Joaquín Vico Plaza
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Escrito por Redacción Terra FM
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