La limpieza profunda del plato de ducha y bañera es básico: la técnica para acabar con hongos, manchas y evitar resbalones casi sin esfuerzo

Mantener en buen estado el plato de ducha o la bañera es fundamental no solo por estética, sino también por salud. Estas superficies están en contacto directo con los pies descalzos, lo que significa que, si no se limpian adecuadamente, pueden convertirse en un foco de bacterias y hongos.

Muchas veces se tiende a pensar que, al utilizar jabón en la ducha, la superficie queda automáticamente desinfectada. Sin embargo, la humedad constante y los restos de productos de higiene favorecen la aparición de moho y otras manchas difíciles de eliminar.

Garantizar un espacio limpio

Por esta razón, es esencial adoptar una rutina de limpieza específica. No se trata únicamente de mantener la ducha con buen aspecto, sino de garantizar un entorno seguro, higiénico y libre de riesgos para la salud.

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La primera recomendación es enjuagar el plato o la bañera después de cada uso. Este sencillo gesto evita que los restos de jabón y champú se sequen y formen marcas difíciles de retirar. En el caso de las mamparas, lo ideal es pasar una bayeta tras cada ducha para prevenir manchas de cal o marcas de agua.

En cuanto a la limpieza profunda, lo más recomendable es realizarla, al menos, una vez a la semana. De este modo se reduce significativamente la proliferación de hongos, que encuentran en la humedad de los baños el ambiente perfecto para crecer.

Respecto a los productos de limpieza, la lejía suele ser la primera opción, pero no siempre es la más adecuada. En superficies de resina, por ejemplo, su uso puede resultar dañino, al igual que ocurre con el amoníaco. Por eso, es importante conocer el material del plato antes de elegir qué productos utilizar.

El oxígeno activo, buena alternativa 

Una buena alternativa para los platos de ducha de resina es el oxígeno activo, que permite desinfectar sin dañar la superficie. Si aparecen manchas más resistentes, un truco eficaz es frotar suavemente con piedra blanca y agua, logrando recuperar el aspecto original en pocos segundos.

Asimismo, para evitar resbalones tras la limpieza, lo mejor es prescindir de las alfombrillas antideslizantes tradicionales, que suelen acumular humedad y bacterias. En su lugar, existen sprays antideslizantes que se aplican fácilmente sobre la superficie y hacen efecto en pocos minutos, manteniendo la ducha más segura e higiénica.

Fotos | alleksana

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Joana Costa

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