TERRA 95.5 FM Las Terrenas | República Dominicana
El antaño noble oficio del periodismo vive, desde hace mucho tiempo, horas bajas. Aunque ahora saliera a la luz un Watergate, quedaría enfangado enseguida a base de columnas, réplicas, fake news, comentarios de bots en redes sociales, debates en programas matutinos e incluso por los propios mandatarios, que se aprovecharían de las falsedades informativas para auparse o destrozar al contrario.
Por suerte, estoy bastante seguro de que casi todos los periodistas (sobre todo los recién licenciados y los viejos lobos), hoy por hoy, quieren ser objetivos, decir la verdad, bajar a la calle y desenmascarar las villanías de la corrupción. Pero en el día a día hay que pagar un alquiler, y toca plegarse a los cutres y apolillados estándares de la macro-corporación que paga las facturas y correr en su línea ideológica, estés más o menos de acuerdo con la misma. Y si no te gusta, hay una IA esperando su momento para sustituirte. El cine, por suerte, sigue confiando en lo romántico del periodismo con películas como ‘Septiembre 5’, un grito desesperado por la verdad y la objetividad en mitad del tejemaneje y la engañifa que no llegará a los oídos que deberían escucharlo.
La película de Tim Fehlbaum tiene un claro destinatario: las personas que nos emocionamos al ver una sala de control, un presentador microfonado, unas caretas de entrada y salida de hace cincuenta años, una carrera contra el reloj por contar la verdad cueste lo que cueste. Y lo hace prácticamente sin salir de las cuatro paredes de un estudio de grabación en las Olimpiadas de Munich para contar el mismo evento real que Steven Spielberg plasmó en ‘Munich’, pero desde otra perspectiva (que, me atrevo a decir, es más interesante). Esta especie de «cara B» es un esfuerzo por mostrarle al mundo lo que debería ser el oficio, repleto de adrenalina, sorpresas, giros inesperados, ganas de mostrar la valía personal y, por supuesto, aguantar inevitables decepciones.
No deja de ser curioso que una película que se pregunta muchas cosas sobre la ética profesional, la necesidad de verlo todo y de posicionarse, que aboga tanto por la neutralidad y la falta de manipulación en el mass media, tenga un discurso sesgado, tomando parte -de manera quizá inconsciente- en uno de los mayores temas de actualidad: el genocidio israelí en Palestina. Por supuesto, sí, lo sé, las películas tardan años en levantarse. Es cierto, pero no lo es menos que los estudios las aprueban a toda velocidad, muchas veces, para posicionarse en un clima político candente, y algunas secuencias de ‘Septiembre 5’ no se diferencian tanto de la pura y dura propaganda o de los posts de Facebook con los que las generaciones mayores se alarman. Y es una pena.
Lo es, porque ‘Septiembre 5’ es una película, en lo meramente cinematográfico, más que solvente. No es la obra maestra que algunos medios americanos calificaron al inicio de la temporada de premios, cuando parecía que iba a estar nominada a muchísimos Óscar, pero dista mucho de ser un desastre. Sabe respetar su propio ritmo a la perfección, midiendo los tiempos y caminando continuamente en un crescendo fabuloso hasta llegar al final que, tristemente, todos conocemos. Por el camino tenemos personajes que dudan de su propia condición de periodistas, traductoras alemanas avergonzadas de su pasado, dudas continuas sobre el morbo y lo noticiable, y bruscos cambios de sentido en la vida de un grupo de reporteros deportivos sin experiencia en otros ámbitos reconvertidos en los cronistas del secuestro y asesinato de once personas del equipo olímpico israelí en las Olimpiadas.
Como digo, hay un público muy específico para esta película, que acaba de relamerse al conocer el argumento. Si te ha dado pereza o has pensado que es una película «de padre», lo cierto es que probablemente no esté hecha para ti: ‘Septiembre 5’ es una cinta fantástica en lo que hace, pero que en ningún momento trata de sorprender o de innovar en su propio género. Es modélica, siempre viva y se acerca todo lo que puede al prestigio, alejándose del tan denostado «cine de tarde», pero, pese a sus buenas intenciones, y quizá por ser una historia de la que ya conocemos todos sus detalles, este thriller periodístico nunca llega a tenerte al borde del asiento a pesar de derrochar adrenalina.
Entonces, si es tan buena, ¿por qué los Óscar la han ignorado salvo en la categoría de guion? Bueno, todos sabemos -o deberíamos saber- que estos premios son un negocio para los publicistas y un juego para los espectadores, y que una estatuílla no necesariamente te abre, hoy por hoy, las puertas del Olimpo del Cine. Pero, efectivamente, si The Hollywood Reporter la tuvo entre sus favoritas para ser nominadas hasta que se vio claro que la temporada de premios iba por otro lado, era por algo: cualquier otro año, ‘Septiembre 5’ podría haber arrasado en las nominaciones. El problema es que, desde hace un tiempo, los premios son inescrutables a meses vista y nunca se sabe si el «Óscar bait» va a dar sus frutos.
Si eres de los que va al cine esperando una película con grandes extravagancias visuales, con imágenes y diálogos que llenen la pantalla, ‘Septiembre 5’ te puede decepcionar, porque sus logros están en otro lado. Por un lado, un guion de hierro repleto de giros, plagado de personajes carismáticos y que se sienten como reales, plasmados con un tono que jamás abandona su senda para que el guionista o el director se luzcan ni trata de convertirse en otra cinta distinta. Por otro, un ritmo inaudito y fantástico, que se amolda a la historia que está contando y no baja el pie del acelerador en ningún momento (ni tan siquiera cuando parece que todo el pescado está vendido). El resultado no pasará a la historia, pero resulta francamente apreciable.
Además, ‘Septiembre 5’ acierta al hacerse las preguntas adecuadas. ¿Hasta dónde debe llegar la prensa para contar la verdad? ¿Dónde se convierte la verdad en simple morbo? ¿Puede una cámara apuntando al lugar correcto cambiar el curso de la historia (para bien o para mal)? Es siempre emocionante, adrenalítica, intrigante y -por qué no decir la palabra maldita- entretenida. Ha tenido un timing absolutamente fallido en su estreno, posiblemente de manera involuntaria por parte del director y su equipo (no así de su productora y su distribuidora), pero merece, sin duda, más atención por parte del público, que la ha acogido con cierta frialdad.
Al fin y al cabo, cualquier otro año podría haber estado nominada a ocho Óscars y convertirse en la reina del discurso… por mucho que, ahora mismo, deba conformarse con permanecer a la sombra, al menos hasta que llegue el momento de lucirse en el streaming. Hasta entonces, asegurémonos de que nuestras cámaras apunten al sitio adecuado y en el momento preciso. Como la realidad se preocupa en subrayarnos todos los días, parece fácil, pero en un ecosistema social donde cada uno tiene su propia cámara en el bolsillo, es más complejo que nunca.
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La noticia
‘Septiembre 5’ solo tiene una nominación al Óscar, pero este thriller periodístico tiene tanto ritmo que debería competir por Mejor Película
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por
Randy Meeks
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Escrito por Redacción Terra FM
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