TERRA 95.5 FM Las Terrenas | República Dominicana
Hay pocas muestras de afecto tan grandes como la parodia. En el fondo, ‘Scary Movie’ es un homenaje a ‘Scream’ de la misma manera que ‘¡Aterriza como puedas!’ utiliza con amor los tópicos del cine de catástrofes o las películas de Abbott y Costello muestran un enorme respeto por el cine de monstruos. A todos nos gusta reírnos de aquello que más amamos, precisamente porque una carcajada sincera puede ser el mayor de los aprecios. Y en el panorama actual del cine de Marvel, con un ambiente enrarecido tras sus últimos fracasos de crítica y público, ‘Deadpool y Lobezno’, como parodia superheroica, no es buena ni mala: es necesaria para airear un universo que empezaba a oler a cerrado.
Aunque los cameos vaya a ser esa parte de la que todo el mundo hablará en redes, en realidad esta no deja de ser una película de ‘Deadpool’ para mayores de 18 años, con todo lo que eso implica: decapitaciones, sangre a borbotones, carcajadas, chistes de pollas, pegging y cocaína, violencia constante y rupturas de la cuarta pared que desde el primer momento empiezan por todo lo alto… eso sí, perdiendo un poco de chispa. Y es que, en el cambio de productora, ‘Deadpool y Lobezno’ ha ganado en algunos aspectos (poder hacer chistes con dos universos cinematográficos al mismo tiempo), pero, desde luego, ha perdido sutileza.
No es que las dos películas anteriores del personaje fueran un dechado de finura en los diálogos y a la hora de unir las tramas, pero en este caso empieza directamente explicando cómo Disney compró Fox y por tanto a los mutantes, comentando cómo salvaguardar el legado que dejó ‘Logan’, mofándose del momento bajo de Marvel y exagerando aún más su comentario meta hasta unos límites crispantes. Por supuesto que funciona como autocrítica y, al mismo tiempo, celebración y homenaje, pero la brocha con la que se pinta es tan gruesa que no todos los chistes llegan a buen puerto y por momentos se queda desangelada.
No ayuda que la dirección de la cinta tienda al aburrimiento y la falta absoluta de ideas. Shawn Levy acierta a la hora de dirigir las peleas, que siempre son vibrantes, divertidas y originales (especialmente en un final salido directamente de la mente de cualquier friki adolescente), pero en el resto de escenas se muestra plano y acartonado, sin que le importe que los decorados donde están rodando se hagan notorios y sin el más mínimo interés por salir de ese estilo visual barato al que Wade podría haber masacrado con sus hirientes palabras.
‘Deadpool y Lobezno’ no funciona siempre, y si vas con una mente crítica y un corazón desangelado y cansado de películas Marvel vas a encontrar, sin duda, de qué quejarte, desde una villana cuyas motivaciones no se explican bien hasta algunas bromas que parecen más deberes que diversión. Pero, al mismo tiempo, es tan consciente de sus defectos, tan jocosa y tan constantemente divertida que es imposible no dejarse llevar por este paraíso de bromas constantes, humor meta, superhéroes de segunda división y soluciones argumentales del todo a cien.
Sus defectos se pueden pasar por alto: es siempre divertida, la historia no se pierde en ningún momento, la mayoría de los chistes funcionan y te llevas de regalo momentos que jamás creíste que verías en una pantalla. Su única pretensión es la de divertir, volver a crear una unión con los espectadores después de años de decepciones y reírse de lo que hasta ahora han hecho con la consabida saga del multiverso (sin referencias a Jonathan Majors, todo sea dicho), y lo consigue con creces. Tras tantas películas que se tomaban demasiado en serio a sí mismas, ‘Deadpool y Lobezno’ es como un tebeo de Mortadelo después de leer ‘From Hell’. ¿Es perfecto? Probablemente no. Pero airea, divierte y te vuelve a hacer sentir conectado. Es exactamente lo que necesitabas.
Por mucho que Ryan Reynolds y Hugh Jackman hayan anunciado durante meses que para ver ‘Deadpool y Lobezno’ no hace falta tener conocimiento previo del cine de superhéroes ni hay que hacer los deberes antes de ir, la realidad es otra muy distinta: se trata de un homenaje y despedida al cine de superhéroes pre-UCM que hace referencia directa a más de una decena de películas, exigiendo, para entender del todo el chiste, un conocimiento casi enciclopédico. Por suerte, en parte gracias a ello consigue evitar de manera eficaz el simple festival del cameo por el cameo. Y le honra.
Llevamos ya unas cuantas películas inmersos en la saga del multiverso, y más allá de la novedad inicial en ‘Spiderman: No way home’, algunos episodios de ‘Loki’ o aquel casting perfecto (y, reconozcámoslo, forzado dentro de la trama) que se marcaron en ‘Doctor Strange y el multiverso de la locura’, no ha terminado nunca de arrancar. Y hay un motivo para ello: Marvel ha querido sacar músculo con tanta fuerza y a base de estrellas que nos recuerden que todo es posible en esta nueva etapa… que se ha olvidado de que las sorpresas, si son inertes, terminan por aburrir. Por suerte, en ‘Deadpool y Lobezno’ son perfectamente conscientes y, entre el tono festivo constante, logran darles la importancia necesaria.
A nadie se le escapa que en una película como esta, con Deadpool navegando entre diferentes realidades, de una manera u otra íbamos a tener apariciones imposibles, retornos inéditos y castings mágicos, pero en la mayoría de ellos, en lugar de quedarse en el simple reconocimiento visual (como hizo, por ejemplo, ‘Flash’ con Nicolas Cage y George Clooney), les da un espacio para respirar y crecer, convirtiéndoles en algo más que un simple reclamo para la audiencia o un fanservice gratuito. Buscan dignidad en un universo que se la ha quitado. Tienen trama propia. Funciona.
Pero, sin duda, para que lo haga, es vital que la película esté liderada por un dúo tan carismático como el de Hugh Jackman y Ryan Reynolds, cuya predisposición no solo traspasa la pantalla, sino que, además, demuestra que nacieron para interpretar a estos personajes («Hasta los 90 años», dice Deadpool) y que la colaboración, más allá de sus carreras y de la propia Marvel, les apetecía a título personal. El resultado es una buddy movie paródica pero con corazón que se guarda alguna que otra sorpresa sentimental y en la que Jackman nunca parece arrepentirse de volver a las andadas después de prometer por activa y por pasiva que nunca volvería a calzarse las mallas.
Está bastante claro que ‘Deadpool y Lobezno’ va a ser un éxito rotundo y absoluto. No solo en taquilla: al público (cuanto más joven, mejor) le va a encantar, Marvel va a recuperar estatus como marca y va a dirigir todos los ojos a la aparición de Kevin Feige en la Comic-Con donde presentará el futuro de la franquicia. Sin embargo, corre el peligro de ser solo un espejismo: Deadpool es un punto y aparte en el camino, un spin-off de la trama, un pie de página jocoso, un cambio de tono que todos somos conscientes que no se volverá a repetir en una Marvel que tiene por estrenar varios proyectos que a priori resultan duros para el público (‘Thunderbolts*’, ‘Capitán América: Brave New World’) y que necesita esta película como su buque salvavidas.
Sí, la secuela abraza desesperadamente el fanservice. Sí, está, en parte, destinada a que el público grite y aplauda a la pantalla como no pasaba desde la tercera parte de ‘Spider-man’. Pero, sorprendentemente, está muy bien medido, evitando la torpeza de Jon Watts y dosificando los momentos de acariciar al público hasta un tercer acto que hace olvidar el pequeño sopor al estilo ‘Mad Max’ que es la parte media de la película con una lucha que por fin entiende las posibilidades mágicas del multiverso, marcando, entre la coña y la jarana, el camino a seguir.
Además, la primera película para mayores de 18 años de Marvel aprovecha su poder para decir tantos tacos como puede (saliendo de quien menos esperas), mostrar vulgaridades varias y salpicar con sangre a borbotones. Si ‘Vengadores: Endgame’ era la graduación de Marvel con discursos emotivos, premios y lágrimas, ‘Deadpool y Lobezno’ es la juerga posterior, mucho más loca, mucho más imperfecta, pero fantástica, divertida y única a su manera. Es la borrachera de Marvel antes de afrontar un nuevo día. Me gustaría ponerme las gafas de crítico clásico y comentar todos los desmanes en los que cae (que no son pocos), pero no puedo negar que me lo he pasado enfervorecidamente bien con un género que, a estas alturas, sufre un desgaste obvio. Y tiene mucho, muchísimo mérito.
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La noticia
‘Deadpool y Lobezno’ es un divertidísimo spin-off de Marvel que sabe mezclar a la perfección fanservice bien entendido, violencia sangrienta, cameos nostálgicos y chistes de pollas
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Randy Meeks
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Escrito por Redacción Terra FM
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