TERRA 95.5 FM Las Terrenas | República Dominicana
«No son apagables», decía hace unos meses Inazio Martínez de Arano, director de la Oficina Regional del Mediterráneo del Instituto Forestal Europeo. Los incendios de sexta generación «no se pueden sofocar hasta que cambien las condiciones meteorológicas». Y por eso se han convertido en una de las maldiciones del mundo moderno.
No obstante, y pese a ser algo central para el futuro de España, se trata de un concepto raro y difícil de entender. Vamos a desentrañarlo.
Se trata de incendios extremos cuya intensidad es suficiente para acoplarse a la atmósfera y generar su «propia meteorología»; es decir, la enorme cantidad de energía que liberan tiene la capacidad de crear sus propias condiciones meteorológicas. Es importante entender que no se trata de una cuestión de tamaño, sino de una cuestión de comportamiento (e interacción entre el fuego y la atmósfera circundante).
Hay que tener en mente que no se tratan de algo distinto a un incendio forestal: sencillamente, es una evolución de los mismos que hasta ahora no habíamos visto surgir. Sin embargo, ese salto evolutivo no es algo menor.
Hablamos de un tipo de estructuras descomunales son extremadamente agresivas e incontrolables. Al fin y al cabo, actualmente, nuestra capacidad para modelizarlas (y, saber, por ejemplo, hacia donde se mueve y se moverá el viento dentro de ellas) es muy rudimentaria.
En este sentido, son casi con total seguridad el fenómeno forestal que más interés y preocupación despierta. En un contexto marcado por las buenas noticias (España se ha convertido en el tercer país más boscoso de Europa), los incendios de sexta generación amenazan con desbordar nuestras capacidades de extinción de manera recurrente.
En términos generales, podemos hablar de tres grandes causas que, al combinarse, facilitan este tipo de incendios de sexta generación:
Y sobre esas causas, emergen monstruos con características muy concretas:
La clave de bóveda es la alteración del clima local que hace la extinción casi imposible y genera unos daños (económicos, ecológicos y humanos) potenciales mucho más grandes de lo que podíamos imaginar.
El término ‘generaciones’ se refiere a una clasificación evolutiva que, pese a no ser única ni está universalmente estandarizada, pretende describir los ‘puntos de inflexión’ que se pueden encontrar los incendios forestales en su desarrollo.
A priori, podríamos pensar que todo incendio tiene un crecimiento progresivo y que, por tanto, enfrentarse a ellos requiere hacer lo mismo a mayor o menor escala. Pero eso no es cierto y la clasificación de ‘generaciones’ trata de resumir los cambios fundamentales en el comportamiento del fuego mientras crece (y, por tanto, la necesidad de estrategias de extinción diferentes).
En definitiva, lo que diferencia a los incendios de sexta del resto es su gravedad y la complejidad técnica que conlleva su manejo.
El asunto central aquí no es que los incendios hayan evolucionado hacia nada. La terminología, a veces, se usa de forma algo confusa. El asunto central es que las condiciones materiales en Europa (y, por extensión, en España) han cambiado, facilitando que los incendios crezcan como antes no podían crecer.
Y es una cuestión climática, claro: hay más días con altísimo riesgo de incendio, temporadas de incendio más largas y mayor probabilidad de episodios extremos. Según el conserocio científico World Weather Attribution, «el cambio climático hizo 40 veces más probable el riesgo de incendios este verano» de 2025 en la península. No es raro que se hayan quemado más de un millón de hectáreas antes de acabar la campaña; con España y Portugal en el epicentro del problema.
Pero, como digo, no es solo una cuestión climática. Como podemos ver más arriba, desde los incendios de cuarta generación, el problema fundamental somos nosotros: la interacción entre ellos y el urbanismo. Si cada vez hay incendios más grandes, se debe (en parte) a que no nos estamos preparando para contenerlos desde la fase de prevención, cuando es mucho más fácil.
Como decíamos, la combinación del cambio climático (olas de calor más largas e intensas, sequías, desertificación, etc…) y los cambio de usos del suelo (abandono rural, caída de la actividad agro-ganadera, desaparición de explotaciones forestales, gestión insuficiente, etc…) crea condiciones idóneas para incendios de alta intensidad.
No se trata, de todas formas, de un «maldición divina»: se trata de que no hemos sido capaces de encontrar soluciones ante el repliegue de la actividad humana en el medio rural y eso ha acabando generando un problema enorme.
Se trata, además, de que nuestra capacidad para extinguir fuegos tiene limitaciones tecnológicas, sociales y económicas. En el caso de estos incendios de sexta generación, esas capacidades están seriamente sobrepasadas. Así, cada vez que se forma un megaincendio (y cada vez más probable), los daños son enormes.
Porque el mundo ha cambiado mucho en las últimas décadas. Y sí, eso hace que los incendios forestales son más difíciles de extinguir que hace años. Hay un puñado de elementos que (combinados) dan lugar a incendios más intensos, rápidos y erráticos: incendios que superan con mucho la capacidad de extinción convencional.
Y para ello no hace falta ni que sean de sexta generación.
Hablamos de una larguísima serie de factores interrelacionados que van desde el cambio climático y los problemas edafológicos crónicos a la acumulación de combustible en los bosques y al abandono rural. Repasemos los más importnates:
Literalmente, lo que ellos quieren. Porque lo cierto es que este tipo de incendios no tiene una duración fija o promedio: al tratarse de incendios virtualmente imposibles de apagar con métodos convencionales, una vez que se desatan hay que gestionar la situación hasta que se desarrollan condiciones meteorológicas desfavorables y vuelve a una fase más limitada.
Cuando hablamos de estos monstruos, solo hay una certeza: arden de forma virulenta y rápida mientras las condiciones les son favorables, pudiendo durar días o semanas si nada facilita su control.
Imagen | Marc Szeglat
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La noticia
Qué son los incendios de sexta generación: los megaincendios que crean su propio tiempo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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Escrito por Redacción Terra FM
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